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7.05.2008

The Gift :: Espanha

Kobeta, territorio pop

Elcalor y el buen sonido marcan el arranque del bilbao bbk live festival.
The Raveonettes y Morcheeba sobresalieron en una jornada en la que se concentraron 30.000 fans para ver a The Police.

bilbao.Ayer ya sonaba lejano el eco de las huestes metálicas del reciente KobetaSonic. En la jornada inaugural del Bilbao BBK Live Festival, que permitirá escuchar a figuras internacionales como Lenny Kravitz, The Police, REM, Madness y ZZ Top, entre otros, hasta mañana, el pop se adueño de Kobetamendi. Pero pop de guitarras. Y rock, desde el más comercial al indie e incluso al vintage, como el de The Raveonettes, dúo que ofreció uno de los primeros grandes conciertos de esta cita que busca superar los 70.000 asistentes y que vivió sus primeras horas entre un calor sofocante.

El verde de Kobeta apenas vio ayer el color negro, y mucho menos camisetas con héroes metálicos como Judas Priest, Metallica, los Maiden o Kiss. El monte bilbaino olía a pop. Se notaba hasta en el despliegue de camisetas, con los tres rostros de los Police a la cabeza. Y lo seguirá haciendo, oliendo a pop, hasta mañana, cuando concluya, de madrugada, esta nueva edición de Bilbao BBK Live Festival.

Al igual que hace dos semanas, el calor pegó de lo lindo durante las primeras horas de la tarde. Por el contrario, los problemas de acceso a Kobetamendi, con largas colas en los puntos de salida de los autobuses gratuitos, no aparecieron. El público, menos fiel que la parroquia heavy, subió de manera escalonada, aunque varios miles de personas volvieron a dejarlo para el final, cuando el transporte dejaba a la peña en la fábrica de Beyena, con lo que el público se vio obligado a subir "a pata" casi un kilómetro.

Como siempre, el sonido y la organización respondieron en las primeras horas del festival, que se inició con un cierto relajamiento, sólo atacado por el sofoco climatológico. Sobre todo porque la asistencia, moderada, permitía desenvolverse por el recinto sin problema alguno. Ni los puestos de intercambio de dinero, ni las barras de los bares o los inodoros planteaban problema alguno. Cuando la música empezó a sonar, a las 16,30 horas, apenas eran cien las personas, con escasa ropa, bañadores o atuendo deportivo, que se agolpaban frente al escenario para ver las evoluciones de Gari.

El silencio apacible del entorno rural bilbaino lo dinamitó el ex Hertzainak, símbolo del rock euskaldun por historia, peso y canciones. Y eso que empezó tranqui, a medio gas, con el sonido de Hil ez denak. Supuso una caricia ante el sol inclemente. La enorme Zaharra zara Bilbo -"begiratzen zaitut/zuloaren gainetik"- con su trío conjuntado, levantó el vuelo de un minirecital marcado por el buen sonido, una banda profesional y un repertorio notable que Gari, con camisa rosa y jaleado por la familia, defendió finalmente ante poco más de 200 personas. Esperantzara kondenatua, la preciosa Amapola y Astiro ta amorruz, que coincidió con el soplo de la brisa, sobresalieron en un concierto que concluyó, de forma muy gráfica, con Gari cantando aquello de "ez bile, ez galde, eguzki berritan zaude".

Tras una larga espera, le tocó el turno a The Gift, portugueses anglófilos que fueron fieles a su estilo, marcado por el eclecticismo. Liderados por Sónia Tavares, que portaba un corpiño rosa, ofrecieron un cóctel donde el pop se alió con las cortinas rítmicas electrónicas, algunas referencias sinfónicas, pasajes cinemáticos y hasta fraseos vocales heredeores del soul y del jazz, con guiños explícitos a artistas como Louis Amstrong y Eurythmics. Brilló especialmente Music, su hit indie, que sonó elegante.

El primer gran concierto de la jornada llegó con el grupo danés The Raveonettes. El, Sune Rose Wagner, totalmente de negro, y ella, Sharin Foo, preciosa y sexy pero excesivamente tapada con vaqueros, salieron con un formato minimal. Sin bajo, con dos guitarras ruidosas y un batería que tocaba de pie, casi perdidos en un escenario enorme, repasaron toda su discografía ante el asombro de la gente. Un repertorio brutal, vintage y retro... pero tan meloso como noise. Un caramelo envenenado.

Valió la pena el sudor para escuchar clásicos underground como The great love sound o ese pelotazo lujurioso que es Love in a trashcan. La historia del mejor pop y rock de las últimas décadas en apenas 50 minutos, del pop de chicas sixty, vía muro de sonido Phil Spector, al surf, la distorsión de Jesus & Mary Chain, la Motown y el rock de los 50. Un lujo.

Después, Morcheeba, ya sin tanto calor y ante miles de personas, derramó su trip hop, preñado de soul y electrónica. Sonó plácido, demasiado para esa hora, e incluso algo trivial. Más caña le pusieron The Dandy Wharhols, que no olvidaron su éxito, Bohemian like you, entre los Stones y el glam rock. Después, salieron a escena The Charlatans, supervivientes del loco Manchester de los 90, que hicieron bailar a los miles de fans que esperaban ansiosos el esperado show de The Police, que congregó a medianoche a unas 30.000 personas.

Andrés Portero
in Deia - 05/07/2008

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